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El precio de no dormir LO suficiente

Actualizado: 13 abr


Descubre cómo una buena postura mejora tu salud, energía y bienestar. Consejos prácticos y ejercicios para corregir tu postura.

El sueño es determinante en la salud, sobre todo entre los 35 y los 55 años, una etapa en la que el cuerpo comienza a enfrentar cambios que hacen que el descanso nocturno sea más relevante que en la juventud. No se trata solo de dormir para reponer energías; la calidad y la duración del sueño influyen directamente en la fuerza, la resistencia y la capacidad de recuperación después del ejercicio


El sueño antes y durante la edad media


En la juventud (20-34 años), el cuerpo tiene una mayor facilidad para adaptarse a la falta de sueño, pero eso no significa que no tenga consecuencias. Malos hábitos en esta etapa pueden llevar a problemas como fatiga persistente, dificultad para mantener la masa muscular o un metabolismo más lento. Al llegar a los 35-55 años, la producción natural de hormonas como la testosterona y la hormona de crecimiento disminuye, lo que hace que un buen descanso sea aún más importante para mantener un cuerpo fuerte y funcional.


Cómo el sueño afecta el rendimiento físico


  1. Recuperación muscular

El sueño profundo es el momento en el que el cuerpo repara los músculos después del entrenamiento. Cuando se duerme menos de lo necesario, la recuperación se vuelve más lenta, lo que aumenta el riesgo de lesiones y reduce los beneficios del ejercicio.


  1. Equilibrio hormonal

Dormir mal eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, favorece la acumulación de grasa y dificulta el desarrollo muscular. También altera las señales de hambre, haciendo que sea más fácil ganar peso y más difícil mantener un buen estado físico.


  1. Energía y coordinación

Un cerebro que no ha descansado lo suficiente tiene menos capacidad para concentrarse y coordinar movimientos, algo especialmente importante en entrenamientos de fuerza, resistencia o actividades que requieren precisión.


Lo que dice la ciencia


Estudios como los publicados en el Journal of Sleep Research muestran que las personas de 35 a 55 años que duermen menos de seis horas tienen menos fuerza muscular en comparación con quienes descansan entre siete y nueve horas. Además, la falta de sueño reduce la eficacia del entrenamiento, ya sea en ejercicios de alta intensidad o en rutinas de resistencia.


Algunos expertos señalan que la continuidad del sueño es más importante que la cantidad total de horas. Es decir, dormir seis horas sin interrupciones puede ser más reparador que ocho horas con despertares frecuentes. Esto es especialmente relevante en esta etapa de la vida, cuando el sueño tiende a ser más ligero y fragmentado.


Qué hacer para mejorar el sueño y el rendimiento físico


  1. Establecer una rutina nocturna estricta

Irse a dormir y despertarse a la misma hora todos los días (incluidos los fines de semana) ayuda a regular el reloj interno del cuerpo. Esto no solo mejora la calidad del sueño, sino que también optimiza la producción de melatonina, la hormona que induce el descanso.



  1. Reducir la exposición a luz artificial antes de dormir

Las pantallas de teléfonos, computadoras y televisores emiten luz azul, que interfiere con la producción de melatonina. Lo ideal es evitar estos dispositivos al menos una hora antes de acostarse. Puedes leer un libro con luz tenue o practicar técnicas de relajación.


  1. Controlar la temperatura y la oscuridad del dormitorio

El cuerpo duerme mejor en un ambiente fresco (entre 18-22°C) y completamente oscuro. Usar cortinas blackout o un antifaz puede ayudar, así como ajustar la calefacción o el aire acondicionado para mantener una temperatura óptima.


  1. Evitar comidas pesadas y cafeína en horas no adecuadas

Cenar demasiado tarde o consumir cafeína después de las 3 de la tarde puede dificultar el sueño. Lo mejor es cenar ligero y dejar al menos dos o tres horas entre la comida y la hora de acostarse.


  1. Incluir suplementos solo si son necesarios

El magnesio puede ayudar a relajar los músculos, y la melatonina puede ser útil para quienes tienen problemas para conciliar el sueño. Sin embargo, estos suplementos deben usarse bajo supervisión médica, ya que no todos los organismos los toleran igual.


Dormir bien no es algo secundario, especialmente entre los 35 y los 55 años. Un buen descanso mejora la fuerza, la resistencia y la capacidad de recuperación, lo que resulta en un mejor rendimiento físico. Si el objetivo es mantenerse activo y saludable, entonces el sueño debe ser una prioridad, al mismo nivel que la alimentación y el ejercicio.


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